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Sobre la postergación del deseo

Cierto y probado es que nada más real que el deseo. Más real, incluso, que su objeto. El objeto resulta siempre un simulacro del deseo. Cuando se alcanza, el objeto ocupa el espacio del deseo y lo arruina, lo convierte en angustia. Hasta acá, en un resumen ajustado a los tiempos que corren, todo lo que más o menos se ha dicho sobre la materia. Es posible apretar más la explicación, en una sola línea: El deseo es más concreto que su objeto, que no es más que un simulacro.

Cuerpo sudado

Hace unos días desperté de madrugada, empapada en sudor, por una temible pesadilla. Viajaba en un taxi hacia casa. Iba apurada y me sentía sucia e inmoral, sensaciones que se manifestaban con un vacío en el estómago y una cosquilla en la vejiga. Había atravesado una jornada laboral cargada de reuniones y discusiones de vital importancia para la marcha de la empresa, pero en ese momento, a bordo del taxi, el temor se debía a otra cosa: el cumpleaños de mi hija. Me lo había olvidado por completo. Es más, había salido de casa sin siquiera recordarlo, nada podía ser peor. Estaba a punto de sufrir un ataque de pánico. El mundo se venía abajo y yo con él; debía fijar mi pensamiento en algo concreto para no caer. Héctor no entiende que me cueste mantener la atención en diferentes temas a la vez; él puede, casi todo el mundo puede, yo no. Soy incapaz de hablar más de un idioma a la vez, sé decirle, cuando discutimos sobre el asunto, cosa que sucede muy a menudo. A veces razono conmigo misma ac

Voy a cortar leña

Al gran pueblo argentino, salud. Cero. Me cuesta creer que alguien vaya a leer esto. Tengo que decidir entre ser totalmente sincero, dejarme llevar por el flujo de pensamientos, que a esta hora de la mañana, sin haber desayunado, brota como la descarga del inodoro, esto es, que sea lo que dios quiera, o impostar un narrador y que sea lo que yo quiera. Una vez mostré un texto así, del estilo automático, en un taller de escritura y el tipo, el tallerista, se me cagó de risa. Está lleno de lugares comunes, me dijo. Hay que pensar antes de escribir, decía. Otra vez, en el mismo taller, en un cuento yo había puesto, lo recuerdo como si fuera hoy, “en el radioreloj las horas se desangraban”. El tipo después lo usó como leit motiv cada vez que aparecía un lugar común en un texto. ¿Vendrá de ahí mi trauma con los lugares comunes? ¿Escribir no es un lugar común de la vida? Y ahora me acordé de la vez que en ese mismo taller llevé un cuento breve, del que aún estoy orgulloso, en el que utilizaba

un poema como galleta

el poema viene entero o no viene deviene canción o comida pero no poesía a veces se desenrolla pierde nudo como galleta deshecha deviene hilo pero no poesía a veces es comentada con el olfato como invocada deviene meta pero no poesía

Sueño de siesta

No sé o no recuerdo a qué venía a la habitación, pero cuando abrí la puerta y vi la cama tendida me sentí tan cansado que no pude más que arrojarme sobre ella. Supe que en breve estaría dormido. Acostado boca arriba, miré el cielo raso y reparé en las formas amarronadas que dibujaba la humedad proveniente de la terraza; una de las manchas se me figuró el perfil de un neandertal: automatismo hídrico, pensé. Por las rendijas de la persiana, la luz cálida de la siesta colaba sus tentáculos hasta mi cara. Coloqué la mano derecha sobre la frente, de canto, una visera, como para ver a lo lejos si es que vienen indios. El primer indicio suele ser un horizonte borroso, fuera de foco, no tanto por el calor de la tarde sino por el polvo que levantan los vasos de las bestias que monta el enemigo. Yo los he visto, pero hace mucho ya. Ahora que llegan, he perdido la cuenta de los días que pasaron desde que tomamos esta posición. El objetivo es resistir el primer ataque, y si nos hablaron de primer

Mercado Libre

mercado libre, según el que lo lea puede ser una tautología, así lo ve Casas una expresión de deseo o bien un oxímoron y aunque nadie me lo pida y ni siquiera yo lo considere necesario, paso a explicar Casas dice que el mercado es perfecto el único ámbito de libertad posible opinión que seguro despierta la controversia pero ojito que el que se calienta pierde porque en el mercado lo que manda es la danza de la oferta y la demanda que son dos abstracciones que tiene como referente a la necesidad y la urgencia y si hablamos de abstracciones aparece el arte el arte de vender y comprar mi abuelo era un tipo libre y amaba la compra venta nunca llegó a vivir de eso pero eso tampoco lo mató lo mató la muerte, por más tautológico que suene la muerte llega y te para el corazón es así de inapelable la hija de re mil putas o hija de re mil putos con perdón de las mujeres y los putos es que la muerte no perdona a nadie y a eso lo sabe también Galperín y acá viene lo del deseo, la expresión de dese

Sobre la postergación del deseo

Cierto y probado es que nada más real que el deseo. Más real, incluso, que su objeto. El objeto resulta siempre un simulacro del deseo. Cuando se alcanza, el objeto ocupa el espacio del deseo y lo arruina, lo convierte en angustia.  Hasta acá, en un resumen ajustado a los tiempos que corren, todo lo que más o menos se ha dicho sobre la materia. Es posible apretar más la explicación, en una sola línea: El deseo es más concreto que su objeto, que no es más que un simulacro.