Metrópolis
Los expertos creen que se trata de la versión original exhibida por Fritz Lang en Berlín en 1927. Se la consideró extraviada durante más de ocho décadas y fue encontrada en el Museo del Cine de Buenos Aires. El material, que contiene escenas casi nunca vistas, fue devuelto a Alemania." (Clarín, 2 de julio de 2008)
Lo primero que llama la atención es la gran chimenea de la petroquímica que alcanza a verse desde varios kilómetros antes de llegar a la ciudad. Es un cacharro gigante, de unos 40 metros de diámetro, que exhala constante un chorro de humo blanco. A sus costados se yerguen varias torres quemadoras encendidas (identifiqué al menos cuatro), como antorchas tribales, que escupen volutas de gas oscuro. Aquí se forman las nubes, me digo. Nadie podrá quitarme esa idea. Entonces advierto que el cielo está nublado. No queda una sola hendija, un mínimo espacio por el que se filtre el color de la bóveda espacial. Cuesta imaginar que ahí no más, a pocos metros de esas moles, exista una reserva natural. Si no conociera la ciudad a la que me dirijo, pensaría que se trata de un infierno gobernado por máquinas y no de ese maravilloso lugar edificado por hombres.
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