Resurrección

—Lo siento, hicimos lo que pudimos. No reacciona.

—Imposible —dijo Víctor, ¡aumenta la potencia!

—Enseguida —dijo uno de los asistentes. Víctor tomó los electrodos, abrió los brazos mirando al cielo y murmuró algo. El asistente giró la perilla hacia la posición de máxima potencia.

—¡Ahora! —dijo Víctor y aplicó tres veces los electrodos sobre el cuerpo tendido en la mesa. Luego se apoyó sobre él, tratando de oír. Se dio vuelta y gritó—: ¡Está vivo!

Los asistentes, incrédulos, miraron a Víctor. Detrás, el monstruo se ponía en pie.

[editado por Sergio Gaut vel Hartman]

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Sobre la propiedad de mi cuerpo

Sobre la postergación del deseo

Voy a cortar leña