Hombre en lo alto

El hombre hizo un alto en el análisis de costos que tenía al frente y miró hacia el costado, a través de la cortina de cristal desde su despacho ubicado en el piso 80, a más de doscientos metros de altura. Miró la reserva natural de la ciudad que bordea el río y que más adelante se une con el mar y vio gente que trotaba o caminaba por los senderos, todos expuestos desde esa altura; también miró la terminal de despacho en la entrada al puerto, la fila de containers, las hileras de camiones y los camineros en situación de espera antes de cargar o descargar, vio el ir y venir de los autos, las motos y bicicletas, el casino y un poco más a la derecha la ciudad como una maqueta; una sombra llamó su atención y era un Boing salido de una gran nube que cruzaba el horizonte hacia el aeropuerto. Todo lo que veía, afuera, discurría en absoluto silencio. Notó que su despacho también estaba en absoluto silencio. Estoy harto, pensó, y volvió la vista al monitor para seguir con su trabajo.

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