La fiera

Encontramos un animal pequeño e indefenso
inofensivo
el pelo suave y blando al tacto, ojitos tiernos
dudamos en quedarnos con él,
pero todo el mundo tiene uno, nos dijimos;
aunque lo domesticamos
por algún miedo inconfesable lo enjaulamos
y siempre estuvimos contentos,
el animalito crecía y nos hacía reír

con el tiempo algo cambió
hoy el pequeño ya no es lo que era,
creció
dejó de hacer sus gracias, se lo ve incómodo
tiene los ojos grandes, el pelo crespo
dos largos colmillos, y filosos
sus blandas uñas se convirtieron en garras puntiagudas y
nos mira, no teme;
no lo sabemos pero hace rato que nos desconoce
y tiene hambre
y sed
y está dispuesto a devorarnos,
la débil jaula que le habíamos construido
no lo detendrá.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Sobre la propiedad de mi cuerpo

Sobre la postergación del deseo

Voy a cortar leña