Sobre la propiedad de mi cuerpo
Trabo la puerta del baño y me desnudo. Abro el agua caliente de la ducha y observo el vapor que comienza a emanar. Me paro frente al espejo y contemplo mi cuerpo: no son tantas las cicatrices; los tatuajes lucen perfectos, y los aros contribuyen a mi personalidad. El abdomen firme, el sexo erecto.
El vapor comienza a empañar la superficie del espejo, y mi cuerpo se desenfoca. Poco a poco la imagen de mí desaparece, como un oscuro fantasma tras la niebla.
Entro en la ducha y cierro los ojos.
No pienso. El agua me recorre, barniza mi cuerpo, lo protege del mundo exterior.
Me masturbo. Gozo y expulso el deseo de días.
Logro ser yo, un ser íntimo, privado, libre.
El vapor comienza a empañar la superficie del espejo, y mi cuerpo se desenfoca. Poco a poco la imagen de mí desaparece, como un oscuro fantasma tras la niebla.
Entro en la ducha y cierro los ojos.
No pienso. El agua me recorre, barniza mi cuerpo, lo protege del mundo exterior.
Me masturbo. Gozo y expulso el deseo de días.
Logro ser yo, un ser íntimo, privado, libre.
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